martes, 3 de mayo de 2016

Perecer en sueños



Siempre creí que la vida era como una montaña rusa. El día de hoy es muy bueno, pero el mañana puede ser realmente desastroso. Dos días malos, pero tal vez mañana y pasado sean mejores. Siempre basándose en una subida y bajada de sentimientos y emociones. O eso creía hasta cierto punto.
Para mi… los días siempre eran en bajada y bajada, como si estuviera cayendo en un pozo sin fondo y adentrándome cada vez más en la oscuridad. Sin final y completamente oscuro, hasta un punto en el que no sabía siquiera si iba a poder ver la luz solar. Y creo… que nunca la pude ver.
Todos y cada uno de mis días se basaban en risas y llantos. En cada uno de mis días vivía rodeada de risas y sumergida en lágrimas. La escuela… era el peor lugar… pero quién sabe… a veces creo que quizás era el mejor lugar. Creo que quizás estar con las abundantes risas y lágrimas que me brindaba el entorno escolar, era mucho mejor que recibir la cálida y acogedora bienvenida de mis padres. El llegar a aquello a lo que muchos llaman “humilde morada” u “hogar dulce hogar”, no era algo que me gustase. La calidez de mi hogar, no era propiamente calidez. El brillo hogareño que veía en otras familias como las de la televisión o las de mis compañeros, estaba… realmente opaco. Las risas estrepitosas de mis compañeros, hacía mi persona eran mucho mejores y hasta incluso menos punzantes que los múltiples gritos y golpes de mis padres. Aquellas lágrimas que soltaba por culpa de esos otros compañeros bobos eran mejores, que esas lágrimas de dolor que soltaba con cada golpe punzante que me daban las palabras de mi madre. Incluso las miradas de mis compañeras de asco y odio eran muchos mejores que la de aquellos hombres que mi madre llevaba a su casa, cuando mi padre no se encontraba por andar bebiendo en quién sabe qué lugar.
¿Mi lugar de confort? ¿Mi única felicidad, dónde estará? ¿Dónde estará aquello que me mantiene viva, preguntaran?
En mis sueños…
La única felicidad que encuentro… es aquella que vive en mi mente y que no puedo tener. La única felicidad es mi deseo por una felicidad que posiblemente no alcance. Lo único que me mantiene viva es ese sueño que tengo cada que duermo. Un sueño donde tengo todo lo que necesito. Un sueño en el que no hay dolor, miradas que me incomoden, lágrimas, gritos, palabras dolorosas o risas estrepitosas y dolorosas. En mis sueños encuentro la paz que no encuentro en la realidad… En sueños encuentro el amor, la amistad, la compañía y el calor… La dulzura… Solo en sueño obtengo lo que no tengo.
Pero… tarde o temprano, me toca despertar y enfrentarme a la realidad. Enfrentarme a esas risas, a las lágrimas, a las miradas… Enfrentarme, simple y llanamente, a la realidad que me ha tocado. Una realidad en la que no puedo obtener felicidad… nada más que en mis sueños.
Solo en sueños obtengo a mi príncipe, solo en sueños me encuentro con mis amigos, solo en sueños tengo padres… solo en sueños tengo vida…
Las interminables veces que deseaba vivir en esos sueños, era despertada por la fría y cruel realidad. Mi vida estaba pintada de colores oscuros y opacos, mientras que mis sueños eran pintados de rosas y brillo… ¡de luz!
Siempre en mis sueños lo veía a él y a ellos… siempre sonreía…
Pero siempre en la realidad veía a esos… Y siempre… ¡Me quitaban las ganas de vivir!
Cuando tomaba la decisión de enfrentar la vida, de seguir viviendo… poco a poco aquellas risas, aquellas miradas, simplemente esas personas… ¡me las quitaban! Solo… quería felicidad… solo quería quedarme a vivir en sueños… para siempre con él, con ellos que me daban cariño y… No tardé en encontrar la forma para que mis sueños durarán más… pero… ¡Era imposible! Siempre y en cada momento, la realidad reclamaba lo que era suyo, a mi… siempre y en cada momento… nos alejábamos.
¡Solo… quería vivir en sueños, pero…!
Al final… no obtuve ni mis amigos, ni mi calidez, mi príncipe, ni mi felicidad… ni mis sueños hechos realidad…
Al final… me quedé sin realidad y sin sueños…
Al final… me quedé sin vida… en el instante que encontré la forma de vivir para siempre en sueños.
Al final… tanto los sueños como la realidad terminaron siendo una misma cosa… pero… A diferencia de la realidad, los sueños se encargaron de ponerle fin. 
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A partir de unas imagenes en Facebook que despertaron mi sensibilidad, decidí escribir inmediatamente este relato. En la misma pagina donde subieron las imagenes, en comentarioes estaba en formato video, asi que les dejo el video con las imagenes que detonó esta idea.

 

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