jueves, 7 de abril de 2016

Estado de curiosidad



Imagina un lugar vacío. Un cuarto, simplemente vacío. Sin nada. Nada más que la oscuridad y tú. Un cuarto vacío en lo que lo único que hay, eres tú y oscuridad. Una oscuridad, tenue, una oscuridad que asimilaste, una oscuridad que no te causa terror… ni temor. Una oscuridad que tampoco es agradable. Simplemente estas en un estado de nada. Un estado en lo que no sentís nada, un estado en el que solo percibís dos cosas. La oscuridad y un algo más. Estas en un estado, donde vez lo que hay a tu frente, uno en el que te demuestra que esa oscuridad que hay en ese cuarto vacío, ya la asimilaste. Otro donde, no solo percibís oscuridad, sino que solo una cosa. Una única cosa. Esa caja.
Una caja vacía y cerrada, cuadrada y sin ninguna forma al mismo tiempo. Una caja que probablemente no sea una caja. Un objeto, algo, completamente extraño. Algo que no viste nunca, pero a simple vista tus ojos, y tu cerebro, lo registran como algo que ya habías visto. Algo que no es nuevo, pero… también es nuevo. Algo que te hace sentir familiar, pero al mismo tiempo… extraño.
Ese artefacto, ese objeto, esa caja, ese algo… que no sabes qué es, comienza a inspirarte esos primeros sentimientos que, en el vacío, no sentías hasta que lograste asimilar la oscuridad y poder ver lo que había realmente enfrente. Esa extraña cosa, eso que no sabes qué, comienza a generarte algo, algo nuevo, algo extraño y… nuevamente… algo que no conoces.
Lo miras… detenidamente… no sabes qué es con exactitud… ¡pero quieres saber!
Pero no te acercas… no te acercas, no quieres, no piensas hacerlo… ¡No sabes qué es con exactitud! Quieres saber que es… pero desconfías…
Se trata de algo desconocido, se trata de algo nuevo… se trata de algo que nunca viste, sin embargo… algo familiar ¡Pero la desconfianza esta!
¡Pero quieres saber!
Entonces… comienzas a sentir ese sentimiento de contradicción, ese primer momento en el que no sabes qué hacer. Ese sentimiento en el que hay cierto temor, pero también el deseo de saber… y el deseo de experimentar. Sientes miedo… ¿Y si aquello se trata de un arma? ¿Qué me pasará si lo tocó? ¿Es algo que dolerá, algo suave, algo placentero? ¿Y si se trata de aquel dicho que dice: “La curiosidad mató al gato”? Pero claro… no eres un gato… No eres ese gato de tal frase, simplemente eres tú. Un humano. Un humano que ve algo nuevo.
Un humano deseoso de saber qué es realmente eso que está presente a tus ojos dentro de esa plena oscuridad. Un humano que siente temor y… curiosidad…
Pero… ¿en qué te diferencias de ese gato de dicha oración? En el mero hecho de que no entraste en contacto con eso que tanta curiosidad te da. ¿Eso es bueno?
¿Es bueno quedarse con la duda y vivir un poco más, que morir sabiendo qué es lo que realmente es esa cosa? ¿Y si realmente no se trata de un objeto dañino y es algo placentero? ¿Y si se trata de un objeto que te causa tal placer que te hará descubrir la felicidad tan anhelada para ti?
Lo que si… a pesar de plantearte estas preguntas… el temor no se va… ¡Pero la curiosidad, y las ganas de saber qué es lo que realmente es eso, aumenta!
Comienzas a debatirte entre si realmente es adecuado mantenerse al margen, o si realmente es más propicio acercarte y descubrir qué es ese algo.
Solo tienes dos opciones por tomar: evadir y alejarte de aquello que realmente no sabes que es. O dejar a un lado el temor, despojarte del miedo a lo desconocido y enfrentar eso que no sabes qué es, pero… más temprano que tarde, sabrás lo que en verdad es.
¿Cuál eliges?
¡Piénsalo!
Con una… vivirás… pero no dejaras de estar en ese estado de curiosidad permanente. Podrás olvidarte por un tiempo, pero tarde o temprano volverá… porque… no puedes alejarte de aquello que te causa curiosidad. Menos… cuando esta frente a tus ojos y no hay rastro de nada más que… ¡eso! No hay salida, solo… el desviar la mirada y hacerte a un lado. Convivirás con ello, lo olvidaras, podrás perder el interés, tu curiosidad podrá disminuir, pero tarde o temprano… ¡volverá de la misma forma o más intensa tu estado de curiosidad! Y llegará un punto… en el que aquel estado de curiosidad futuro, te matará.
Con la otra…
Podrás morir, podrás vivir… eso no lo sabemos ni tú, ni yo… pero… ¡Sabrás lo que hay! Y sabrás que ese estado de curiosidad no se intensificará. Se irá. Pero… en el instante que vuelva a aparecer un algo en la nada, algo nuevo, tu curiosidad… ¡despertará! Y… no sabrás si igual o más fuerte que antes.




------------------------------- 
Algunas cortas palabras de la autora:

Si una vez escuché en la carrera que hago y en los diferentes cursos que asistí de escritura y literatura, fue que un escritor escribe y no importa qué fue lo que haya dicho, tratado de decir y/o transmitir con ello, porque... el lector toma el escrito y lo ve como realmente quiere. Es decir, cada lector se forma una idea de x relato diferente, y tiene "teorias" / pesamientos diferentes. Yo lo hice con x idea a esto, con cierto parecer, pero no es la palabra absoluta. No soy psicologa ni nada, ni filosofa, ni nada de esa indole, simplemente, a mi parecer, debe ser tomado como una obra "literaria".  Sin embargo, ustedes deciden como ver el relato.
Espero les haya gustado :)

2 comentarios:

  1. Que interesante Estef! Sinceramente, creo que tienes razón, hay muchas maneras de interpretar el relato. Desde mi punto de vista, este instinto humano por averiguar y conocer lo que nos rodea es la base de, prácticamente, todo lo que hicimos en nuestro alrededor, y si no nos hubiéramos animado a hacerlo, si ese instinto no existiera, metafóricamente viviríamos en una habitación oscura, sin saber nada, sin sentir nada. Simplemente: nada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encantó la metafora que utilizaste y es cierto que es la base de TODO lo qu hay a nuestro al rededor ^-^
      Pero también esta ese hecho de que no hay cosas que el ser humano conoce y es ahí donde comienza a tenerle miedo a lo desconocido, pero bueno... siempre va a haber un alguien que se anime e intente sacarse la curiosidad XD

      Eliminar